Siendo pequeña, la horchata no era uno de las bebidas refrescantes de mis veranos. En mi tierra sólo tenía acceso a las horchatas de fabricación industrial y, la verdad, no es lo mismo.
¿Sabéis cuándo empezó a llamar mi atención esta bebida? Os parecerá una tontería, pero...viendo Barrio Sésamo!! ¿No os llamaba ese vaso de horchata fresquita desde la pantalla? A mí sí, pero cuando mi madre me daba la horchata "de botella" no había manera!!
Cuando vine a vivir a Catalunya volví a tomar contacto con la horchata. ¿Quién pensáis que me introdujo en ese mundo? Pues sí, fue David, que después de un laaaargo paseo por la montaña me hace tomar alimentos reconstituyentes y sanos.
Desde que tenemos la thermomix, la calidad de la horchata que entra en casa ha subido tanto, que la de fuera la criticamos, jijiji...y es que, como lo hecho en casa no hay nada!!
250 grs. de chufas (yo las compré a granel en Alcampo)
220 grs de azúcar.
1 litro y medio de agua fría (de botella)
Preparación:
Enjuagar las chufas y poner en remojo 24 horas antes. Hay que cambiarle el agua dos o tres veces.
Poner el azúcar y las chufas en el vaso y triturar 20 segundos, velocidad progresiva 5-10.
Añadir 500 grs. de agua y triturar 20 segundos, velocidad 5-10.
Añadir el resto del agua y programar 20 segundos, velocidad 4.
Utilizar un colador de tela y pasar la mezcla por él, apretando con una cuchara para que salga todo el líquido. Cuando se nos llene el colador de restos de chufas, lo retiramos y seguimos el proceso.
Se conserva en frío durante un par de días pero, si no vas a consumir de inmediato la horchata, mejor guárdala en el congelador.
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